martes, 11 de junio de 2013

Avelina Lesper


Eko, Manada, Xilografía.
 Hacer lo que otros hacen, imitar las conductas colectivas, seguir a la tribu sin mantenerse en las propias convicciones, sin defender ideas individuales, diluirse en la masa, es parte de lo que en piscología social se llama bandwagon effect y se aplica a una conducta política, económica y de consumo. En mexicano se puede traducir como la cargada. Cuando los consumidores se agolpan para comprar un teléfono nuevo, cuando los votantes sin analizar se van detrás de un candidato, cuando los creyentes se entregan a una secta: es la nulificación de la individualidad, es el instinto mamífero refugiándose en la seguridad del rebaño que se alimenta de novedades.
Esto no es un fenómeno exclusivo de la ignorancia o de la influencia enajenante del marketing. Lo podemos ver en el arte: es la cargada curatorial, el pensamiento de la manada. Las exposiciones son copias en escala de lo que se monta en Londres, en Nueva York y en las bienales, de lo que dicta el imperialismo estético. Forzando lo que ya no es novedad, repitiendo hasta el agotamiento fórmulas que se empeñan en presentar como innovadoras y que ya son centenarias, es la imitación sistemática entre museos y exposiciones que muestran igual tipo de obras desde los mismos parámetros estéticos y teóricos. En elbandwagon effect, los que están fuera se integran porque creen que seguir la corriente o la moda los hace parte de algo privilegiado, y estar fuera es causa de aislamiento social, político o pérdida de estatus económico.

Eko, La Manada, Xilografía. 
La curaduría actual, sin pensamiento original, persigue estar dentro, subirse al carro. Para no vivir el trauma del aislamiento curan las exposiciones sujetos a las reglas y a los lineamientos de lo que se entiende por “contemporáneo” “moderno” “actual”. Hay un enorme rechazo por aportar ideas audaces, la sed de imitación de lo que suponen lo “último” ha llevado a los curadores a un costumbrismo fácil y cobarde: no cuestionan lo que ya está impuesto como estética y arte por el mercado extranjero. Si ya de por sí, este mal llamado arte contemporáneo, es parte del neo colonialismo, con esta mimesis voluntaria se demuestra cómo los países al margen del gran desarrollo imitan a los que los dominan. Los curadores con ímpetu aspiracional, con fiebre por pertenecer a la horda, se trepan en el carro con montajes de colectivas monótonas y predecibles, con un tema, que venga o no al caso, les permita crear una “atmósfera moderna” con ideas mal planteadas y collages de objetos de nulo peso estético. Y por otro lado, si se ven obligados a montar una exposición de arte real, si tienen que trabajar con esa gran desconocida, para ellos, que es la pintura, con ese objeto extraño que es la escultura o la fragilidad peligrosa del dibujo o del grabado, entonces hacen lo que sea para que esa obra parezca arte contemporáneo. Se empeñan en “recontextualizar” y en “actualizar significados” y exponen un muro de Pompeya como si fuera un objeto encontrado. Mutilan pinturas, las cubren con acrílicos, ponen videos sin sentido, cuelgan esculturas como si fueran móviles de juguete y las llaman instalación. Hacinan dibujos en contexto con objetos basura. Comisionan a un performancero para que riegue sus fluidos corporales en el museo. Infantilizan las ideas y el montaje para hacerlo “didáctico”. Lo que sea para no quedarse fuera del pensamiento de la manada.
Para estar trepado en el bandwagon effect el arte no es suficiente, y mucho menos verlo: hay que curar las exposiciones con los ojos cerrados y escribir los textos sin ver a la pintura o la escultura. Centrándose en detalles que no aportan a la obra, reduciéndola con un discurso de “tono contemporáneo”. Esta cargada, esta manada sin raciocinio independiente, que trabaja sometida al marketing, renuente  a aplicar otros criterios  que los hagan salirse de la corriente, está deformando la idea de la estética y de arte porque no aceptan que para la creación es imperiosa la libertad. Enajenada por las modas y con un sometimiento intelectual que le impide ver al arte, no puede estar montando exposiciones como autoridad plenipotenciaria. La cargada curatorial cree que se pierde de algo sino se trepa al carro, y en realidad, ahí trepados, se están perdiendo de ejercer, su ya escaso pensamiento crítico.

Para ver más grabados de Eko, autor de las xilografias que aparecen en esta entrada en su 
blog aqui.

Publicado en el Suplemento 
Cultural Laberinto de Milenio Diario el sábado 24 de Noviembre del 2012.
PUBLICADO POR AVELINA LÉSPER 

http://www.avelinalesper.com/2012/11/la-mentalidad-de-la-manada-o-la-cargada.html


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